El presupuesto total impulsado por Biden alcanza los US$ 6 billones, con el nivel de gasto más importante desde la segunda guerra mundial.
Los desafíos de EEUU en cuanto a recuperación económica, generación de empleo y protagonismo internacional ante la amenaza de China han motivado al gobierno de Joe Biden a proponer un ambicioso presupuesto cuya columna vertebral es la construcción y modernización de infraestructuras, con inversiones a ocho años por un valor que se acerca a los dos billones de dólares y que busca generar millones de puestos de trabajo.
El objetivo es recuperar y mejorar servicios esenciales como carreteras, puentes, aeropuertos o red eléctrica, muchos de los cuales se construyeron en los años 50, preparar el país para afrontar el cambio climático y fortalecer la supremacía de EEUU frente al creciente dominio chino.
En cuanto a la calidad de la infraestructura, el país norteamericano solo alcanza el puesto 13º a nivel mundial, como consecuencia de la caída del 40% de la inversión pública desde los años sesenta.
“El Plan de Empleo Estadounidense invertirá en el país de una forma no vista desde que construimos las autopistas interestatales y ganamos la carrera espacial”, recalcó Jose Biden, agregando que es “el mayor plan de inversiones desde la Segunda Guerra Mundial, que creará millones de empleos bien remunerados; el plan de una generación”.
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